lunes, agosto 29, 2005

16 – La maga no se rinde

"... - No dura nada, dos pasos a la calle, el tiempo de respirar profundamente (a veces al despertarse dura un poco más, pero entonces es fabuloso) y en ese instante sé lo que soy porque estoy exactamente sabiendo lo que no soy (eso que ignoraré luego astutamente) - ..." Cap. 84. Rayuela. Julio Cortázar. ************************************************************************************* buenos aires, 21 de mayo de 1959. a veces, como hoy, vuelve a salir el sol, y consigo ver a mi hija creciendo y jugando, como un milagro maravilloso. dura algunos minutos, algunas horas. soy feliz. de alguna manera soy feliz. ..................................................................................... antes era feliz casi todo el tiempo; diría que un noventa y cinco por ciento; unas veinticuatro horas, menos las ocho que dormía, dá dieciséis horas; menos una de desentendimientos, quince. quince horas por día, eran 105 horas semanales, siendo que la semana tiene, 168. una semana tiene 7 dias o 168 horas y 105 horas equivale a 4 días y 9 horas de felicidad total (sin querer decir que era infeliz durmiendo) en contrapartida, un argentino medio tiene 5 días de infelicidad, trabajando en lo que no quiere y viviendo con quién no aguanta, siendo que tiene uno o dos días para dedicar a sentarse en el bar con los amigos o ir a la cancha. lo que quiere decir que yo tengo ahorrado unos cinco años de felicidad, para una posible bancarrota futura, que me dejase con menos horas. si hoy, hace cinco años que no soy feliz, quiere decir que, se me acabó el ahorro. si sigo siendo infeliz, será por cuenta y riesgo esclusivamente mía sin seguro contra tristezas. ..................................................................................... y, sinceramente, me cansé. no sé cómo voy a darme el cachetazo mental para despertar, pero lo haré. no l o hago por amor, ni por mi hija, ni por mi marido. lo hago por mí. ..................................................................................... Cabo Polonio, 25 de diciembre de 1959. vinimos a ver a papá para las fiestas, y hoy nos corrimos hasta la playa, para pasar unos días en la casa de unos primos de antonio, que viven por acá. gaby se consiguió un nuevo amiguito, que se le pegó jugando en la arena, y yo estoy aquí con mi extraña paz, debajo de un tamarindo, con ruido de gaviotas y olor a sal. los padres del nene, son pescadores. la doña, ayuda al marido a coser la red, con las manos curtidas de tantas temporadas de escamas y yodo. no hablan. me hacen pensar en antonio y en mí. ..................................................................................... el y yo, no hablamos. no nos decimos nada, porque no sentimos que haya que decirlo. a veces, espero que diga algo que no sea hasta luego, y después pienso que debería ser yo la que lo diga. ..................................................................................... siento alivio cuando se va, pero me impaciento si se atrasa. si trata de tocarme de noche, finjo estar dormida, pero lo miro, mientras duerme, si no lo hace. me siento ridícula, cuando imagino, las mujeres que deben estar felices de palpar su cuerpo, mientras que yo, lo tengo cada día y cada noche, y no lo deseo. ..................................................................................... el sabe que yo sé, y yo sé que él sabe, que pienso tal vez, lo mismo que él. parece un maleficio. tengo el hombre perfecto, y no lo disfruto.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]

<< Página Principal

cassia eller - palabras